
¿Puedo tocar las crías de mi gata?
Para los cat lovers hay pocos acontecimientos más enternecedores que el nacimiento de gatitos en casa. Si has tenido la suerte de vivirlo, sabrás que la naturaleza es sabia y que la mejor forma de cuidar de unos gatos recién nacidos es dejándolos con su madre. Tu rol queda reservado a la supervisión para cerciorarte de que todo transcurre como debe. En este post de ExpertoAnimal queremos aclararte si puedes tocar las crías de tu gata o no.
Hay situaciones en las que el embarazo de la gata puede complicarse. Si tras el alumbramiento esta fallece, deberás encargarte del bienestar de las crías de gatos. Esto es, deberás alimentarlos cada 3 horas durante las 2 primeras semanas y cada 4-6 horas después, estimularles los esfínteres para que hagan sus necesidades, socializarlos para prevenir trastornos conductuales en la edad adulta y llevarlos periódicamente al veterinario.
¿Puedo tocar las crías de mi gata o no?
La situación ideal es que los gatos recién nacidos permanezcan junto a su madre y hermanos hasta las 8 semanas de vida. Coincidiendo con el destete, a partir del segundo mes, resulta beneficioso para su socialización que mantengan una relación más estrecha con los humanos con los que van a convivir. Sin embargo, los expertos coinciden en que hasta que transcurran 10-14 días del nacimiento no se debe manipular a las crías de gatos. Aun así, sí existen situaciones en las que podemos tocar a las crías de la gata, por lo que depende de cada caso en concreto.
Por un lado, corremos el riesgo de transmitirles bacterias y gérmenes que los hagan enfermar debido a la falta de maduración de su sistema inmunológico. Por otro lado, podemos exponerlos a la hipotermia, lo que los conduciría a la desnutrición e incluso a la muerte. Podemos no ser todo lo cuidadosos que exige la ocasión (especialmente los niños) al dejarlos en el nido y provocarles alguna fractura o lesión.
Y lo más grave, podemos favorecer que la madre las rechace y deje de prestarles los cuidados que precisan para sobrevivir porque no las reconoce como propias por su olor. Es inevitable que al cogerlas interfiramos en su huella olorosa, sin obviar que, dependiendo de cuál sea el temperamento y socialización de la gata, acabemos acrecentando su estrés al hacerle sentir insegura o amenazada.
Si observas que emite un sonido similar a un silbido, déjala tranquila. Las consecuencias de su malestar podrían ser fatales para las crías de gatos. Cógelas por pocos minutos, siempre con las manos limpias o valiéndote de una toalla y sin perder de vista la reacción de tu gata. Al devolvérselas, primero acaríciala en señal de gratitud y después coloca su cría en su abdomen para que pueda amamantar si lo necesita.
Como ves, pese a que nos sintamos tentados a tocar a los gatos recién nacidos de nuestra gata por su belleza, y por la ternura que transmiten, hacerlo en exceso y sin dar tiempo a que el vínculo con su progenitora esté bien asentado es peligroso. Hasta que los gatitos no tengan dos semanas de vida, deberías dejar que se mantengan calentitos con su madre y hermanos y maduren su organismo para manipularlos con garantías.